sábado, 11 de abril de 2009

Protects me from what I want

Esto creo yo, lo escribí hace unas semanas y casi lo dejaba en el olvido, ahí junto al montón de seres inanimados (bueno hay algunos animados) que viven dentro de mi mochila.

Es casi la una de la mañana y como -últimamente- es de costumbre, no puedo dormir. Justo ayer me prestaron a Cristóbal, así que a darle con los trucos, los juegos y las muecas. Los brazos me duelen de tanto alzarlo, la cara de tantos gestos y el estómago de tanta risa, estoy exhausta y sin embargo no puedo dormir. Abro la ventana para fumar y sólo espero que todo sea como cuando fumo... ligero, todo inclusive yo. Espero un rato esa sensación, con la mirada distante y con el pensamiento fijo en una sola cosa: en mi idea genial de incurrir en el mundo real de las emociones. Y de este evento, planeo cada decisión a detalle, cada palabra, cada actitud, cada encuentro. Lo analizo, lo estudio, le doy vueltas, y así, construyo mi propio mapa del tesoro. Mi cuerpo casi se desploma, pero una vez acostada me pongo a recopilar los hechos más recientes en busca de un poco de certeza, porque nada me asegura que esto vaya a funcionar. Cierro mis ojos que ya no pueden más, pero no dejo de pensar. Sólo puedo pensar en ti, en hacer las cosas como Dios manda por una única vez. Sólo puedo retorcerme de ansías en mi cama anhelando ese mañana, soñando con saborear ese momento cremoso, dulce, pegajoso, ese instante en que finalmente pueda ver cómo tu sonrisa orgullosa se desvanece lento por culpa mía y del rol que por fin tomaron mis emociones.

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