viernes, 26 de junio de 2009

A los canguros les gusta la fiesta.

Resulta que en el sur de una isla en Tasmania, Australia, empezaron a encontrar círculos en plantaciones. Yo creo que Jaime Maussan ya iba camino hacia Australia cuando descubrieron que eran unos canguros, y que las plantaciones eran de amapola, lo que ponía a los canguros alegres y eufóricos. Se ponían a brincar y a correr en círculos. Mala suerte Jaime. “Tenemos un problema con los canguros que entran en los campos de amapola, quedan drogados y corren”, explicó el jueves la principal legisladora del estado, Lara Giddings. “Después se quedan dormidos”.
Leía esto y me imagine a los canguros bien excitados echando desmadre, le persiguen la cola a otros canguros, se ligan a unas canguras, que se yo jaja... bien divertido. Y luego ya se quedan bien dormidos y se levantan bien crudos y no saben ni en donde están. Me empiezan a agradar los canguros.
Esto me recuerda a mi perro Tisón, que de repente aparecía en la noche mareado y lleno de espuma en la boca. Resulta que chupaba sapos de esos que segregan una toxina blanca de la piel.

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