De todos los arboles
frutales que tenia la abuela el que mas me gustaba era una higuera, daba higos
todo el año y no se plagaba, lo que para mi era un trabajo menos, una de mis
responsabilidades era que todos los sábados por la mañana tenia que ver la situación
del pequeño huerto y si algo andaba mal, limpiarlo, tratarlo o en las peores
situaciones cortarlo.
Había limones, naranjas,
guayabas, nísperos y la higuera, comia los frutos sin lavarlos con cuidado de
que el abuelo o la abuela no vieran por miedo a una reprimenda, enterraba las
cascaras que después supe servirían de fertilizante para la tierra.
El abuelo llegaba mas tarde
y me auxiliaba, platicábamos de muchas cosas, siempre contaba anécdotas de su
trabajo cuidando campos de tabaco, hacia verlo interesante inclusive intrépido,
nunca supe si todo lo que contaba era verdad pero parecía una aventura fuera de
serie y al final, siempre llegaba una moraleja, de esas moralejas que aun
cimbran en mi mente y que me ayudan a ser mejor.
Decía el que teníamos la
desgracia de haber nacido con el lenguaje español, pero que mas desgracia teníamos
al no saber usarlo, decía que aprendiera ingles y que pensara como
angloparlante, de niño me prohibió decirle “mande” a otras personas, solo podía
decirle mande a mis padres y a mis abuelos. “A ti nadie te manda” decía el, que
el lenguaje no te sobaje ni te limite.
Años mas tarde el abuelo falleció
victima del cáncer en los pulmones, a causa del mismo tabaco que cuidaba en los
campos y fumaba, la abuela ya no quiso vivir mas en esa casa y la huerta se acabó,
tome unas ramas del árbol de limón e intente sembrarlo en mi casa, hasta la
fecha le cuesta trabajo dar frutos, aun así es para mi un gusto llegar algunos sábados
a verlo y arreglarlo, como cuando lo hacia de niño con el abuelo.
De las enseñanzas y las
moralejas de unas cuantas hice caso y de otras tantas las mande al olvido, una
de esas olvidadas fue la del lenguaje, aunque fui fanático de la lectura y la
escritura. Olvide que no debía decir
mande y lo volví a hacer como si fuera algo normal.
Ha pasado mucho tiempo desde
entonces y fue hoy que visite mi árbol cuando recordé este bonito tema, destino
o relación, no se, pero sucedió al tiempo que en mi mente rondaban dos
preguntas que me habían hecho y que ambas no había sabido contestar, ¿Por qué me
buscas? Y ¿Por qué me das las gracias? Cedi a ambas respuestas sin saber que
decir y sin saber que contestar.
En el contexto del lenguaje
español, gracias es una palabra gastada y usada todo el tiempo, mas que por convicción,
por costumbre y por tradición. ¿De que estaba agradecido? Me lo preguntaba, al
tiempo que suponía ella también lo dudaba, normalmente se dan las gracias por
un servicio prestado o realizado pero dar las gracias así nada mas, eso si era
de dudarse. Algo si tenia claro me sentía agradecido y al tiempo pensaba que debía
decirlo y lo hice.
Hoy descubrí que el
agradecimiento va de la mano, del porque me buscas y fue entonces que no perdí
el tiempo para redactarlo, no por olvido, si no por tenerlo claro y expresarlo.
El tiempo es aliado de tomar formas y tener patrones, buscamos en todo momento
la forma y el fondo de las cosas, cuando no lo encontramos, nos empecinamos en
encontrarlo, vivimos atados a razones, explicaciones, teorías, “maneras de
vivir”, “maneras de hablar”, contextos en el lenguaje y cosas de esos tipos que
hacen de nuestras vidas nuestra manera de ser.
Me molestaba en mucho que me
preguntaras por que te buscaba, pero mas aun me molestaba no encotrar la forma
y el fondo para explicártelo, no había concepto, percepción o visualización de
tal cosa. No había una manera de decir soy feliz y lo soy mas cuando estoy
contigo, no había una manera de decir me siento “agradecido” del tiempo que
pasamos juntos porque en verdad así me siento, en gracia cuando estoy contigo.
No encontraba la manera de
decir que uno se hace coleccionista de relaciones, personas, lugares, gente,
amistades, mientras va uno conservando triunfos y fracasos, alegrías y
tristezas y que en ti había encontrado la oportunidad de tomar un riesgo, sea
cual sea el desenlace de todo esto, el rumbo que tome u lo que sea, un riesgo
que me hace feliz, que me llena, que me divierte.
Ahora que si te preguntas
que vi en ti es sencillo, no soy una persona normal ni común, ordinaria menos,
creo y considero que estoy fuera del contexto de lo que pareciese normal o
natural, si lo fuera supongo seria ya un hombre de familia casado, llevando al
pie de la letra las enseñanzas y la manera de vivir de mis padres.
Buscar a una persona para
algo ordinario, común o normal, no me lleva mucho tiempo, lo hago y punto, no
arriesgo y si funciona bueno, si no
funciona también, pero cuando encuentro una persona extraordinaria, cosa que me
acaba de suceder, no pierdo el tiempo y arriesgo mucho, no solo por el hecho de
querer ganar u obtener el resultado deseado, si no por que sé que desde el
mismo momento en que lo hago ya estoy ganando y contigo ya he ganado mucho.
Eres extraordinaria, fuera
de lo normal, divertida, me haces sonreir en todo momento, aun cuando no te
gusta mi risa, tienes ambiciones y proyectos en tu vida, gozas a cada instante
lo que te sucede, compaginas mis risas, mis locuras, con todas tus diversiones,
tus eructos o tus bromas acerca del destino, en este momento supongo ambos
vivimos lo que queremos ser, sin preocupaciones sobre el futuro, podemos correr
como locos por el mundo recorriendo divertidos lo que él tiene preparado para
nosotros, mis brazos embonan perfectamente en tu cuerpo cuando nos abrazamos.
Tus labios me llevan a mi
infancia, cuando saboreaba a escondidas los frutos de esos arboles, son como
los frutos de la higuera que me regalaban entre divertido e intrépido de lo
prohibido, comiendo con toda precaución para no dejar pasar ningún sabor.
Tus cuestionamientos, esos
mismos que invalidan mis palabras y que de vez en cuando retan, esta creativa
mente, son los mismos que me hacen recordar todas esas moralejas, muchas tantas
del abuelo, las cuales había decidido abandonar, tus constantes, ya parale, cállate
pero en pocas palabras tu manera de decirme a mi no me vienes a apantallar con
palabras dimes y diretes, son las que me recuerdan pero sobre todo te recuerdan
lo mucho que vales y lo mucho que eres, por que sabes que aquí, no viene
cualquier persona a decirte que hacer y como ser.
Hoy lo único que te puedo
decir, es que me encuentro sumamente agradecido contigo, en muy poco tiempo, me
has regalado mas de lo que pensaba, me hiciste recordar el significado de las
palabras, las moralejas del abuelo y el huerto abandonado. Me hiciste ver el
valor de una persona, aun cuando convivo con tantas y regalo parte de mi a lo
largo del dia, había olvidado conocer gente extraordinaria, como tu, de esos
cometas que pasan una vez en no se cuantos años y que podríamos decir son
gustos que pocos pueden ver. Eso eres, mi gusto, el higo que comía de niño y
que hoy disfruto contigo, al igual que el higo parecía ser perfecto en el árbol
pero cuando lo arrancaba y lo ponía en mi boca dejaba de parecerlo para serlo,
nadie somos perfectos, pero cuando estamos juntos lo somos… Gracias
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