viernes, 6 de abril de 2012

Los higos y el lenguaje


De todos los arboles frutales que tenia la abuela el que mas me gustaba era una higuera, daba higos todo el año y no se plagaba, lo que para mi era un trabajo menos, una de mis responsabilidades era que todos los sábados por la mañana tenia que ver la situación del pequeño huerto y si algo andaba mal, limpiarlo, tratarlo o en las peores situaciones cortarlo.
Había limones, naranjas, guayabas, nísperos y la higuera, comia los frutos sin lavarlos con cuidado de que el abuelo o la abuela no vieran por miedo a una reprimenda, enterraba las cascaras que después supe servirían de fertilizante para la tierra.
El abuelo llegaba mas tarde y me auxiliaba, platicábamos de muchas cosas, siempre contaba anécdotas de su trabajo cuidando campos de tabaco, hacia verlo interesante inclusive intrépido, nunca supe si todo lo que contaba era verdad pero parecía una aventura fuera de serie y al final, siempre llegaba una moraleja, de esas moralejas que aun cimbran en mi mente y que me ayudan a ser mejor.
Decía el que teníamos la desgracia de haber nacido con el lenguaje español, pero que mas desgracia teníamos al no saber usarlo, decía que aprendiera ingles y que pensara como angloparlante, de niño me prohibió decirle “mande” a otras personas, solo podía decirle mande a mis padres y a mis abuelos. “A ti nadie te manda” decía el, que el lenguaje no te sobaje ni te limite.
Años mas tarde el abuelo falleció victima del cáncer en los pulmones, a causa del mismo tabaco que cuidaba en los campos y fumaba, la abuela ya no quiso vivir mas en esa casa y la huerta se acabó, tome unas ramas del árbol de limón e intente sembrarlo en mi casa, hasta la fecha le cuesta trabajo dar frutos, aun así es para mi un gusto llegar algunos sábados a verlo y arreglarlo, como cuando lo hacia de niño con el abuelo.
De las enseñanzas y las moralejas de unas cuantas hice caso y de otras tantas las mande al olvido, una de esas olvidadas fue la del lenguaje, aunque fui fanático de la lectura y la escritura. Olvide que  no debía decir mande y lo volví a hacer como si fuera algo normal.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces y fue hoy que visite mi árbol cuando recordé este bonito tema, destino o relación, no se, pero sucedió al tiempo que en mi mente rondaban dos preguntas que me habían hecho y que ambas no había sabido contestar, ¿Por qué me buscas? Y ¿Por qué me das las gracias? Cedi a ambas respuestas sin saber que decir y sin saber que contestar.
En el contexto del lenguaje español, gracias es una palabra gastada y usada todo el tiempo, mas que por convicción, por costumbre y por tradición. ¿De que estaba agradecido? Me lo preguntaba, al tiempo que suponía ella también lo dudaba, normalmente se dan las gracias por un servicio prestado o realizado pero dar las gracias así nada mas, eso si era de dudarse. Algo si tenia claro me sentía agradecido y al tiempo pensaba que debía decirlo y lo hice.
Hoy descubrí que el agradecimiento va de la mano, del porque me buscas y fue entonces que no perdí el tiempo para redactarlo, no por olvido, si no por tenerlo claro y expresarlo. El tiempo es aliado de tomar formas y tener patrones, buscamos en todo momento la forma y el fondo de las cosas, cuando no lo encontramos, nos empecinamos en encontrarlo, vivimos atados a razones, explicaciones, teorías, “maneras de vivir”, “maneras de hablar”, contextos en el lenguaje y cosas de esos tipos que hacen de nuestras vidas nuestra manera de ser.
Me molestaba en mucho que me preguntaras por que te buscaba, pero mas aun me molestaba no encotrar la forma y el fondo para explicártelo, no había concepto, percepción o visualización de tal cosa. No había una manera de decir soy feliz y lo soy mas cuando estoy contigo, no había una manera de decir me siento “agradecido” del tiempo que pasamos juntos porque en verdad así me siento, en gracia cuando estoy contigo.
No encontraba la manera de decir que uno se hace coleccionista de relaciones, personas, lugares, gente, amistades, mientras va uno conservando triunfos y fracasos, alegrías y tristezas y que en ti había encontrado la oportunidad de tomar un riesgo, sea cual sea el desenlace de todo esto, el rumbo que tome u lo que sea, un riesgo que me hace feliz, que me llena, que me divierte.
Ahora que si te preguntas que vi en ti es sencillo, no soy una persona normal ni común, ordinaria menos, creo y considero que estoy fuera del contexto de lo que pareciese normal o natural, si lo fuera supongo seria ya un hombre de familia casado, llevando al pie de la letra las enseñanzas y la manera de vivir de mis padres.
Buscar a una persona para algo ordinario, común o normal, no me lleva mucho tiempo, lo hago y punto, no arriesgo y si funciona bueno, si  no funciona también, pero cuando encuentro una persona extraordinaria, cosa que me acaba de suceder, no pierdo el tiempo y arriesgo mucho, no solo por el hecho de querer ganar u obtener el resultado deseado, si no por que sé que desde el mismo momento en que lo hago ya estoy ganando y contigo ya he ganado mucho.
Eres extraordinaria, fuera de lo normal, divertida, me haces sonreir en todo momento, aun cuando no te gusta mi risa, tienes ambiciones y proyectos en tu vida, gozas a cada instante lo que te sucede, compaginas mis risas, mis locuras, con todas tus diversiones, tus eructos o tus bromas acerca del destino, en este momento supongo ambos vivimos lo que queremos ser, sin preocupaciones sobre el futuro, podemos correr como locos por el mundo recorriendo divertidos lo que él tiene preparado para nosotros, mis brazos embonan perfectamente en tu cuerpo cuando nos abrazamos.
Tus labios me llevan a mi infancia, cuando saboreaba a escondidas los frutos de esos arboles, son como los frutos de la higuera que me regalaban entre divertido e intrépido de lo prohibido, comiendo con toda precaución para no dejar pasar ningún sabor.
Tus cuestionamientos, esos mismos que invalidan mis palabras y que de vez en cuando retan, esta creativa mente, son los mismos que me hacen recordar todas esas moralejas, muchas tantas del abuelo, las cuales había decidido abandonar, tus constantes, ya parale, cállate pero en pocas palabras tu manera de decirme a mi no me vienes a apantallar con palabras dimes y diretes, son las que me recuerdan pero sobre todo te recuerdan lo mucho que vales y lo mucho que eres, por que sabes que aquí, no viene cualquier persona a decirte que hacer y como ser.
Hoy lo único que te puedo decir, es que me encuentro sumamente agradecido contigo, en muy poco tiempo, me has regalado mas de lo que pensaba, me hiciste recordar el significado de las palabras, las moralejas del abuelo y el huerto abandonado. Me hiciste ver el valor de una persona, aun cuando convivo con tantas y regalo parte de mi a lo largo del dia, había olvidado conocer gente extraordinaria, como tu, de esos cometas que pasan una vez en no se cuantos años y que podríamos decir son gustos que pocos pueden ver. Eso eres, mi gusto, el higo que comía de niño y que hoy disfruto contigo, al igual que el higo parecía ser perfecto en el árbol pero cuando lo arrancaba y lo ponía en mi boca dejaba de parecerlo para serlo, nadie somos perfectos, pero cuando estamos juntos lo somos… Gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario