domingo, 29 de abril de 2012

Feliz día del niño

Cada día del niño como era costumbre nos levantamos temprano para ir a los festejos de los trabajos de mis padres, a mi hermano mayor no le gustaba asistir empezando por el hecho de que se levantara temprano, pero a mi si era muy claro pues ganaba bolsas de dulces que después serian confiscados y subía a los juegos múltiples veces hasta que mi papa me tuviera que bajar llorando. Mi mama siempre se preocupaba por el festejo de su trabajo, me pedía incesantemente que no fuera a hacer alguna travesura y que no hiciera caso a las indicaciones de mi hermano quien para ese entonces yo no era mas que su ficha de ajedrez.

 Hice muchas cosas en todos los festejos, pero la que mas recuerdo fue haber "organizado" una atracción, como las muchas que había en esos festejos, donde invitaba a todos los niños a que se mojaran en los aspersores, como siempre hubo un chismoso que llevo la noticia a mi madre y mientras todos corrían despavoridos por la escena de sus padres, mi persona permanecía concentrada en perseguir el chorro de agua. Me saco mi mama a nalgadas y nunca mas hubo festejos del día del niño.

De niños eramos muy ocurrentes, mi hermano por molestar y yo por inquieto, en casa habia aprendido que no había imposibles así que desde entonces y amparado por mi padre hacia de todo, desarmaba cosas, me queme incesantemente las manos con todo lo que pude, vestía como quería aun cuando mi mama pedía a gritos que combinara mi ropa de una manera "decente", jugaba con los niños de la calle con los cuales terminamos con las ventanas de los vecinos y la paciencia de los transeúntes.

Varias veces mi mama hablo con mi padre consternada, pero siempre tenia las mejores historias para contarle a mi padre de lo que había sucedido en el día, sin perder algún detalle. Supongo que mi padre en un afán de respetar a mi madre, me "regañaba" pero nunca había una reprimenda real.

La solución de mi padre al siguiente día del niño fue regalarme mi primer bicicleta, le dijo a mi madre que con eso mis energías se iban a ver concentradas y que en algún momento del día me iba a cansar. Primero había que aprender a andar en ella y la única oportunidad que tenia para hacerlo eran los sábados, cuando mi papa no tenia trabajo y me regalaba su tiempo para ello. Como en todo explicaba desde la casa en papel y lápiz, mientras mi mente permanecía distante solo pensando en pedalear hasta no parar, nunca puse atención, pero por fin llegábamos a unas calles donde los autos no pasaban, para entonces y sin aun pedalear ya me había caído una decena de veces.

Fueron varios fines de semana los que tarde en aprender, hasta que por fin lo podía hacer con soltura y como en todo quería pedalear lo mas rápido posible, mi papa solo decía con calma y tomaba la bicicleta por atrás, si me caía, mi padre siempre me alcanzaba a recoger o eso creía hasta que un día me caí las dos rodillas se abrieron sangrantes, cuando me intente parar mi padre se encontraba de igual manera, sangrado pero como 30 años mas que yo.

Paso el tiempo y ya no salíamos a andar en bicicleta mi padre y yo, con el tiempo no hacia otra cosa mas que andar en ella día y noche por donde fuera, me le metía a los carros, paseaba con mis amigos, me perseguían los perros, regresaba lleno de yerbas y raspones con los pantalones rotos por lo cual mi mama me obligaba a cambiarme antes de salir pero nunca obedecía. 

Aun recuerdo quedarme sin bicicleta una semana por haber roto los únicos pantalones que quedaban sin parchar un día antes mi única participación en un desfile al que tuve que participar el 16 de Septiembre, pero la que mas recuerdo fue cuando por primera vez me castigaron realmente en mi vida. Estaba con todos los niños que nos juntábamos de mi calle, obviamente todos en nuestras bicicletas pensando que debíamos hacer, siempre había retos como llegar a calles lejanas o a lugares oscuros y peligrosos de la ciudad y siempre había quienes si íbamos o quienes tampoco lo hacíamos. Pasaba un señor que vendía elotes por la esquina de la casa, siempre lo molestábamos o el nos molestaba, mientras nos contaba historias de señoras y casas de citas que había por otras calles por donde el pasaba, a mi todo eso me parecia increíble y aburrido.

Ese día mientras molestábamos al elotero, nos prometió que si conseguíamos unos elotes el nos los cocía y nos los regalaba, así que el reto estaba puesto, nos dijo como llegar hasta donde esta el aeropuerto y de donde el , decía, había los mejores elotes de la ciudad. Empezamos a pedalear cuando se rió y dijo que nunca íbamos a llegar. 

Pedaleamos por casi media hora hasta que por fin y después de habernos perdido llegamos, tomamos todos los elotes que podíamos y los subimos a las mochilas que algunos traían, mientras los tomábamos caminaban las ratas a nuestro alrededor, pero nunca se nos fue a ocurrir que salieran unos jóvenes o posiblemente otros que también andaban agarrando elotes a perseguirnos mientras nos arrojaban piedras, pedaleamos a mas no poder y varios nos caímos intentando pedalear entre los zurcos, llegamos todos juntos a un lugar desconocido y descubrimos que una piedra había descalabrado a uno de los que íbamos.

Pensaba solamente en el regreso y en no volver a ver mi bicicleta en mucho tiempo, mis papas junto con todos nos iban a castigar, paramos a un taxi y preguntamos como regresar, llegamos con nuestro botín de elotes y de ahí con la mama del descalabrado, nos corrió de su casa y dijo que iba a hablar con todas nuestras madres, ese mismo dia platique en la cena de mi hazaña y también ese mismo día me quede sin bicicleta, sin salir y castigado por un tiempo.

Mi papa hablo conmigo para ese fin de semana, era la primera vez que lo hacia de un sin fin de veces que lo ha hecho hasta el dia de hoy donde hemos recorrido un innumerable cumulo de  platicas entre múltiples travesuras y temas, estaba preocupado pero aun así decía, me iba a permitir haciendo lo que yo creía estaba bien, después de un tiempo me regreso mi bicicleta y me la quito ya en otro modelo y en otro tiempo, porque tuve un pequeño accidente.

Mi mejor recuerdo de mi infancia, por encima de las travesuras, los amigos, quemaduras, raspones y bicicletas son mis padres, permitiéndome vivir el día con día, aun cuando no me comportaba de la mejor manera, mi mayor festejo en el día del niño es el entusiasmo de mi padre cuando me transportaba a la escuela cantando canciones de cri-cri mientras el carro saltaba en las empedradas calles de la ciudad. Mi mayor alegría en este día es recordar a mi padre en el suelo con las rodillas raspadas mientras aprendíamos a andar en bicicleta o a mi madre furiosa por mis pantalones rotos y mis pésimas combinaciones de ropa.

Hoy toda esa creatividad que emana de mi en mucho se la debo a ellos mientras gozosos me veían crecer y silenciosos respetaban mis infantiles decisiones, hace poco fui a buscar una cosa que me pidió de su cajón mi papa y cual fue la sorpresa de encontrar, todas y cada una de las cartas, regalos y demás cosas que nos hacían entregar a nuestros padres en los festivales, mis cartas, algunas que sobrevivieron de los reyes magos y otras tantas malas cosas como algunas multas de transito o reportes de la escuela que mi padre quiso conservar.

Mi mejor regalo del día del niño son mis padres por todo lo que hasta hoy han permitido, siempre entusiastas y observadores de sus niños que hoy, dicen ser unos adultos. Aun cuando hoy mi padre dice que la única herencia que me puede dar son mis estudios, recuerdo todo esto y pienso que la herencia ya esta hecha y vive en mi y en mis decisiones. Empezó cuando era un niño y hoy es incalculable

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